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FUNDACIÓN CASER





            atender de forma eficiente y adecuada, contribuyen a que estos problemas no sólo no se
            solucionen o mermen, sino que se incrementen, con lo que eso significa de riesgo para las
            personas mayores y de fracaso para los sistemas de protección. Si se desconoce o no se da
            la oportunidad de ver la realidad de las personas mayores, de sus condiciones de vida, sus
            problemas de mayor o menor soledad, no es extraño que queden desatendidas.

            2.6. una mirada de esperanza. un diagnóstico.


              Por todo lo expuesto, pensamos que un servicio especializado de captación, rastreo de
            diagnóstico, de conocimiento más amplio sobre este segmento de población: las personas
            mayores y muy mayores, sus condiciones de vida, etc. deberán ser una prioridad en la carte-
            ra de servicios de un sistema socio-sanitario.

              Vivimos en una sociedad donde todo y todos estamos controlados. La contabilidad pobla-
            cional es importante para exigir recursos, plantear programas o para organizar servicios. Si
            pensamos en términos de soledad de las personas mayores, es indispensable que las entida-
            des públicas tengan censos actualizados de personas mayores que viven solas, con el deta-
            lle de su ubicación, edad, sexo y demás características objetivas que ayuden a dimensionar
            ese colectivo o, mejor, esas personas. Las historias sociales son un recurso esencial. Pero
            si esos censos no se transfieren a los servicios sanitaros y sociales, difícilmente se pueden
            establecer medidas personales cuando se detecten situaciones de riesgo. El nivel de autono-
            mía, de capacidades cognitivas, de contactos personales (físicos y virtuales) tienen que ser
            datos conocidos por los profesionales para poder hacer seguimientos y controles periódicos.
            Y esto, pensamos, no es un deseo o una acción conveniente, sino que tiene que ser un deber
            de los servicios socio-sanitarios para poder detectar de forma preventiva las situaciones de
            riesgo o de soledad real.


              Hoy se dispone de medios informáticos, programas que pueden segmentar a la población
            de más de 80, 85 ó 90 años y hacer que sobre una base de datos actualizadas respecto de
            estas personas se puedan hacer grupos poblacionales, que determinen los niveles de riesgo
            y que mediante sistemas de alertas activen las actuaciones e intervenciones de los profesio-
            nales y de los servicios de protección dirigidos a las personas mayores.


              un mundo que envejece y un mundo en el que cada vez se incrementan los hogares donde
            viven personas de mucha edad, a menudo solas, ha de disponer de servicios específicos y
            especializados para atender con calidad y con diligencia o prontitud cualquier emergencia o
            situación que se presente. Las visitas domiciliarias de profesionales de la salud y de los servi-
            cios sociales, de grupos organizados de voluntarios, no solo pueden paliar los problemas de
            soledad, sino que a la vez pueden verificar los cambios, deterioros o riesgos de las personas
            que viven solas en sus domicilios.







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