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FUNDACIÓN CASER





            persona que encontramos en la actualidad es la definición de la Atención Integral Centrada en
            la Persona (AICP) desarrollada por Pilar Rodríguez (2013), la cual supone una síntesis entre la
            Atención Centrada en la Persona y la Atención Integral, modelo de atención extremadamente
            extendido en la gerontología de nuestro país. La AICP es definida por la autora como el
            modelo  de  atención  que promueve  las  condiciones  necesarias  para  la  consecución de
            mejoras en todos los ámbitos de la calidad de vida y el bienestar de la persona, partiendo
            desde el respeto pleno a su dignidad y derechos, de sus intereses y preferencias y contando
            con la participación efectiva del usuario/a.


            3. eL Cuidado sin suJeCiones.


              El cuidado sin sujeciones es una de las medidas más conocidas de los modelos centrados
            en la persona y, en muchos casos, supone su seña de identidad. Antes de entrar de lleno en
            este tema debemos tener claro que el cuidado sin sujeciones y la ACP no son sinónimos,
            sino que el hecho de desarrollar una atención gerontológica exenta de sujeciones es una de
            las muchas medidas que propone este modelo de atención. Si caemos en el error de asociar
            estos dos conceptos nos estaremos perdiendo muchas de las medidas que propone este
            modelo y que suponen un giro en la concepción de la atención gerontológica.


              uno de los principios que defiende la Atención Centrada en la Persona es la dignidad en
            el cuidado de las personas mayores, dignidad que se hace extensible a todas las personas,
            independientemente de su estado físico y/o cognitivo. Según recoge teresa Martínez en el
            decálogo de la ACP, “todas las personas tenemos dignidad, independientemente de la edad,
            las enfermedades, el estado cognitivo, la dependencia o cualquier otra circunstancia. Por
            este motivo deben ser tratadas dignamente y con respeto”. Es a partir de este concepto, la
            dignidad en los cuidados, de donde nace la importancia del cuidado o el trato sin sujeciones.


              En líneas generales, y dejando a un lado las cuestiones éticas relacionadas con “atar” a una
            persona, el empleo de sujeciones en cualquier ámbito trae consigo una serie de consecuencias
            negativas para la persona, las cuales se agravan aún más cuando nos referimos a un grupo de
            personas cuyas condiciones físicas están afectadas por diversas enfermedades o síndromes
            propios de la edad. Entre las consecuencias de la utilización de sujeciones podemos destacar:


              - Aumento de las úlceras por presión.
              - Reducción de la movilidad.
              - Aumento de la incontinencia.
              - Mayor probabilidad de infección del tracto urinario.
              - Riesgo de asfixia.
              - osteoporosis y osteomalacia.
              - Restricciones articulares y musculares.
              - Alteraciones psicológicas: ira, sentimientos de vergüenza, ansiedad o depresión.





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