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FUNDACIÓN CASER
Los prejuicios suelen ser resistentes a los intentos de eliminarlos, o al menos atenuarlos,
cuando la sociedad los considera perjudiciales para la convivencia. No hay que fijarse solo en
la dignidad de las grandes ideologías. basta con recordar lo difícil que resulta alterar los há-
bitos horarios o las costumbres que seleccionan o rechazan ciertos alimentos. En tales casos
las preferencias constituyen prejuicios, aunque sean encubiertos, que apelan al sentimiento
y a la conservación de la herencia cultural.
Los prejuicios negativos (aversión, rechazo, desprecio, etc.) se mantienen sin cuestionarlos
porque constituyen factores preventivos ante posibles conflictos. Sin embargo, no se puede
ocultar que los prejuicios negativos son también formas de agresión encubierta contra gru-
pos que se consideran potencialmente hostiles, por el hecho de ser diferentes. La agresión
mínima puede ser la de mantenerse a distancia del grupo prejuiciado para “evitar problemas”.
Se trata de justificar comportamientos que no se consideran socialmente aceptables.
En la tabla 1 se listan ordenadamente los 25 enunciados que hemos construido en nuestra
escala de actitudes ante las personas con discapacidad. Al lado de cada uno se sitúa el por-
centaje de acuerdo a la opinión que suscita cada uno, criterio que ha servido para ordenarlos
en el análisis. A cada uno de ellos se le asigna una etiqueta para facilitar su manejo, de por sí
algo dificultoso. Conviene repasar cada una de las frases junto con esa palabra para familiari-
zarse con la estructura de las preguntas. El orden en que estuvieron formulados cada uno de
los planteamientos figura en el cuestionario que se puede consultar al final de este informe.
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