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SENSIbILIDAD DE LA PobLACIóN ESPAñoLA ANtE LAS PERSoNAS CoN DISCAPACIDAD





              La diversidad de enunciados lo es también por el sentido que acompaña a la redacción de los
            mismos (tabla 2). De manera que hemos clasificado el grueso de los enunciados según diver-
            sos criterios que nos ayudan a comprender el posicionamiento de la opinión de los entrevista-
            dos. Le damos sentido a tres clasificaciones: gramatical, anímica y según el tipo de enunciado.


              El sentido gramatical, desde un punto de vista literal, desprende tres tipos de enunciados
            según se entiendan como positivos, neutros y negativos. Resulta elocuente que en la redac-
            ción de cada una de las oraciones no se contó con una hipótesis que pudiera desprender una
            distribución tan homogénea. La mitad de la batería se sitúa en una zona más bien positiva y
            la otra en el otro extremo negativo. Lo que nos da a entender que esta polarización respon-
            de claramente a una posición favorable en los enunciados más benévolos y más distante
            cuando se trata de actitudes más exclusivas. La conclusión inicial apunta a cierto grado
            elevado de sensibilización e implicación con las personas con discapacidad. Posiblemente,
            las posiciones más rígidas y críticas se asocien también a cierto grado de desconocimiento
            del fenómeno.


              Así, según el sentido anímico, los hay optimistas (sensibilidad, amistad, participación, sim-
            patía, convivencia y competencia). Casi todos ellos reciben un alto grado de acuerdo, la mitad
            o más de las respuestas. Se añaden los comprensivos (comprenden diferenciación, inte-
            gración escolar, realismo, y aceptación), todos ellos también con una elevada proporción de
            acuerdo. Los permisivos forman una categoría heteróclita (igualitarismo, cercanía, respeto,
            infantilización). Reciben niveles muy distintos de acuerdo. Se añaden los pesimistas, todos
            ellos con grados de aceptación modestos (descalificación, incomunicación, resentimiento,
            ocultamiento, aislamiento). Por último, hay lugar para un conjunto aún más negativo: los res-
            trictivos (estigma político, estigma económico, estigma genésico, distanciamiento, rechazo,
            discriminación). (Recuérdese que en la tabla 1 pueden verse las definiciones operativas).
            Ahora está todavía más claro que los enunciados “restrictivos” reciben escasos apoyos por
            parte de los entrevistados.

              Cabe todavía un tercer criterio clasificatorio, al entender que las 25 actitudes o prejuicios
            pueden ser de percepción, actitudes u opinión según el tipo de enunciado. Las tres cate-
            gorías oscilan aleatoriamente a lo largo de los 25 enunciados cuando se ordenan por el grado
            de apoyo que reciben. No es un criterio taxonómico muy nítido, puesto que algunas formas
            de percepción de la realidad esconden opiniones manifiestas o actitudes más o menos ge-
            nerales o latentes.


              A estas alturas ya sabemos que las variables descriptivas típicas, como son el sexo y la
            edad, contienen un alto nivel explicativo de las posibles variaciones de los porcentajes de
            acuerdo. La razón para ese gran poder de predicción se apoya en que son variables natu-
            rales (no se pueden cambiar fácilmente o sin trampas) y afectan a toda la población. En la
            sociedad española actual se ha conseguido una gran equiparación en los derechos y las





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