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EL IMPACto DEL SoPoRtE SoCIAL Y LA CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSoNAS MAYoRES
CoMo VECtoRES PREDICtoRES DE LA SALuD
1. introduCCión.
Para dar respuesta a los objetivos del presente artículo, que giran en torno a la salud des-
de un punto de vista integral, es decir, físico, psíquico y social; el contenido que tratamos a
continuación gira en torno a tres ejes de referencia: el soporte social, las relaciones sociales
y la calidad de vida. todo ello, como resultado de los trabajos de investigación llevados a
cabo sobre esta temática. Después de intensas indagaciones y trabajo de campo, hemos
encontrado interrelaciones entre los ejes seleccionados, que están vinculados a la salud y la
enfermedad. En adelante, explicamos de forma pormenorizada de qué manera se relacionan
y los factores psicológicos, sociales y de salud que los vinculan.
Los cambios sociales que exhortan en la presente centuria, escenifican una mejora de la
calidad de vida de las personas mayores, alcanzando los mejores indicadores de salud y
bienestar de su historia, como producto social de las transformaciones sociales en la doble
vertiente demográfica y sanitaria. Estos avances, que desarrollan las potencialidades de los
adultos mayores han logrado aumentar la longevidad, añadiendo vida a los años y lo que es
más importante, a la calidad de los mismos, lo cual obliga a reconstruir la visión de los aná-
lisis desde un punto de vista integral o biopsicosocial, más allá de la salud, para actuar con
eficacia en tiempo y espacio actuales. El punto de partida de este nuevo escenario, lo cons-
tituye la nueva morfología de la pirámide sociodemográfica, que se trasfigura en un rombo y
se prevé llegará a ser una pirámide invertida. El envejecimiento de la población representa un
hecho inexorable en el escenario actual. Según datos de la oMS (2018) entre 2000 y 2050, la
proporción de habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al
22%. En números absolutos, este grupo de edad pasará de 605 millones a 2000 millones en
el transcurso de medio siglo. Habrá además más personas de cuarta edad, con la demanda
de recursos y servicios de salud que ello implica. Este hecho, debería ser considerado en la
atención social y sanitaria. De ahí, la necesidad de plantear una metavariable que combina
factores sociales determinantes en la salud, con factores de salud, condicionantes por deri-
vación de las circunstancias sociales.
En términos generales, estas cifras simbolizan los avances sociales de las ciencias de salud
y el impacto en el sector de población mayor y en toda la sociedad en su conjunto. Sin em-
bargo, son una preocupación y un tema de debate recurrente para los gobiernos que tienen
que hacer frente a esta nueva situación de gasto social, incrementando la cartera de servicios
sociales y sanitarios. De forma específica, añadimos, el posible aumento de las demencias
y enfermedades degenerativas, que da lugar a cierta inquietud respecto a la capacidad del
Estado para dar respuesta, así como los nuevos modelos familiares y las redes sociales, que
han actuado históricamente como colchón o protección de los mayores (McNicoll, 1987). A
esto cabe añadir, los vertiginosos cambios en la familia y de género, desinstitucionalizando su
papel y mermando las clásicas funciones de ayuda o cuidado a personas enfermas. Por esta
razón, será necesaria una respuesta desde los distintos sistemas de protección social, como
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