Page 46 - actas fundación caser noviembre 2018
P. 46

FUNDACIÓN CASER





            perspectiva de la edad, es fácil entender que ese aislamiento en las personas mayores es el
            primer eslabón hacia el problema de la soledad.


              Si la historia es cíclica o las ideas giran en torno a planteamientos más o menos bipolares,
            los análisis de la actual sociedad desarrollada parece que sigue pensando y organizándose
            de acuerdo a dos visiones diferentes: la visión hobbesiana y la visión roussoniana. Para Hob-
            bes todo ser humano es potencialmente un extraño, un enemigo, un competidor de otro ser
            humano (Homo homini lupus). El miedo es el causante de este temor; miedo al ataque, a las
            pérdidas. Así lo describe H. bude (2017) en su obra La sociedad del miedo. El miedo lo invade
            todo, lo privado y lo público, porque el miedo es el síntoma de una sociedad de incertidum-
            bre. Por eso hay que defenderse y el Estado tiene esa encomienda principal. Para Rousseau,
            en cambio, el ser humano es bondadoso y solidario, muestra interés por los demás, por la
            naturaleza; parte de la bondad esencial del ser humano y de la pérdida de la misma causada
            por la propia sociedad y del papel esencial de la educación para recuperar ese orden y ese
            equilibrio.


              Retomando estas ideas podemos afirmar que frente a los que hablan de una sociedad
            idílica, solidaria, cohesionada y feliz, hoy tendremos que decir que prevalece el individualis-
            mo, el egoísmo, la sociedad de anónimos. Los residentes de un inmueble se desconocen e
            ignoran y se desinteresan de la vida de su vecindad más próxima. Y esto no es precisamente
            un síntoma de progreso, de solidaridad, de cohesión, de sociedad de convivencia. Es mas el
            reflejo de una sociedad de individualidades, un agregado de personas, pero no un grupo con
            valores compartidos. Se pueden compartir planteamientos políticos, ideas, creencias, pero
            no está en alza el compartir sentimientos, emociones, la vida real de las personas, en este
            modelo de sociedad moderna.


              Frecuentemente se señala a los poderes públicos como responsables al dejar desatendi-
            dos, desasistidos e ignorados a una parte de ciudadanos. No se puede hablar de un buen
            gobierno, de una buena gestión política ni de una buena sociedad si a nuestro alrededor
            existen personas marginadas, ignoradas, desvinculadas. Pero la política también la hacemos
            todas y cada una de las personas, si la entendemos como Aristóteles (zoon Politikon). Así,
            es un deber interesarse por lo que ocurre en la Polis. Es necesario tomar partido, implicarse,
            complicarse y asumir responsabilidades como deber ético ciudadano. En este sentido el
            problema de las personas mayores no es un problema que afecte a ellas solamente, sino a
            toda la ciudadanía. No es un problema solamente de los servicios sociales, de la sanidad o
            del sistema judicial; es un problema común y compartido que evidencia la enfermedad, la
            patología social, la falta de valores y principios de una determinada sociedad. una sociedad
            que no es sensible, que ignora a las personas más vulnerables y que no es capaz de dar una
            respuesta efectiva y pronta es una sociedad llamada a la desestructuración, es una sociedad
            enferma y decadente.







                                                         46
   41   42   43   44   45   46   47   48   49   50   51