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LA SoLEDAD EN LAS PERSoNAS MAYoRES EN ESPAñA. uNA REALIDAD INVISIbLE
1. PLanteaMiento.
un tema importante que empieza a ser objeto de intervención por profesionales, políticos,
geriatras, tejido asociativo y movimiento sociales es el que hace referencia a la soledad de
las personas mayores.
La soledad buscada no es un problema, pero la soledad sobrevenida por las pérdidas fami-
liares, afectivas, de relaciones y por la decadencia y limitaciones de la edad empieza a ser y
representar una cierta alarma social.
Identificar algunos rasgos de estas personas no es difícil. Son personas con limitaciones,
suelen tener pocos lazos de relación o lazos débiles, ya sea por pérdidas o porque a lo largo
de su vida no han fomentado una densa red de relaciones.
Las organizaciones de servicios sociales, sanitarios y distintos programas de voluntariado
empiezan a preocuparse más intensamente de estas situaciones. Distintas voces políticas
institucionales o mediáticas señalan que no es un síntoma de una buena sociedad encontrar-
se con noticias que ponen de manifiesto el abandono personal, social y profesional de cada
vez mayor número de personas ancianas.
Los valores dominantes y un estilo de vida moderno caracterizado por la rapidez, energía,
movimiento, vitalidad…, contribuyen a que este tema sea ignorado o que no suscite mucha
atención. La soledad de las personas mayores se estudia como uno de los riesgos del en-
vejecimiento, pero no se va mucho más allá del nivel teórico. Se habla de pobreza, exclu-
sión, vulnerabilidad o precariedad, pero casi siempre los análisis se orientan a los aspectos
materiales, a lo económico, sin considerar o poner el acento de la pobreza y vulnerabilidad
en el mundo de las relaciones, de los afectos, las emociones o la protección a las personas
mayores.
Los servicios públicos, sociales, sanitarios y los jurídicos, no siempre muestran la diligencia
adecuada para hacer frente a este problema, plantearlo y buscar soluciones, alternativas o
estrategias que aminoren o que eviten los efectos de una sociedad cada vez más individua-
lista, de anónimos e insolidaria con los problemas de las personas mayores.
Hay autores que describen a este modelo de sociedad como una sociedad líquida (bauman)
en la que las personas viven encerradas en sus mundos, ajenos a las necesidades y vidas
de los vecinos; son comunidades caracterizadas por tener vidas adosadas en palabras de P.
Saborit. El miedo, la inseguridad de la sociedad ante el terrorismo, los ataques de bandas
o la delincuencia hace que se produzca un aislamiento físico (barrios y urbanizaciones con
cámaras de seguridad y con vigilancia privada) y social, donde las relaciones se restringen, y
se propicia el aislamiento personal y comunitario. Si a estas tendencias globales añadimos la
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