FAD OCTUBRE 2014 - page 49

Fisioterapia, intrusismo y demás sucedáneos…
Juan A. Andrade Higueras
Fisioterapeuta ejerciente en Unidad Lesionados Medulares del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla
Abogado. Responsable de Intrusismo del Gabinete Jurídico/ Técnico del ICPFA
Diplomado Universitario en Enfermería
O cial de Sanidad, adscrito a la Brigada de la Legión (Almeria)
Cuando quien subscribe este artículo nalizó sus estu-
dios de Fisioterapia, allá por 1980, la fotográ ca orla la
conformábamos tan solo 13 personas. En aquella, no
tan lejana época, solo existían en España tres o cua-
tro Escuelas Universitarias de Fisioterapia; apenas nos
titulábamos profesionales, éramos pocos, bien aveni-
dos y cuasi desconocidos para el gran público que no
entendía muy bien cuales eran nuestras funciones, hoy
tan ampliamente superadas. Pero sin embargo, apenas
existían sucedáneos de sioterapeutas al contrario de
lo que hoy ocurre; quizás sí, y eso lo habrá siempre, el
típico curandero que te ponía las manos, el que veía
a la Virgen los martes a las 7, o el sencillo “a cionao”
que lo mismo ponía inyecciones que un parche a la
bicicleta. Sin embargo y por alguna causa inespecí ca
llegó el boom de la Fisioterapia, al igual que la ebre
de abogados tras la serie “
Perry Mason
” o la de médi-
cos tras la también exitosa “
Dr. Gannon
”. Tal vez fuera
porque en algún momento una princesa nórdica, cuyo
nombre no recuerdo, apareció en una de esas revistas
de cotilleo grá co comentando, orgullosa ella, que era
sioterapeuta; quizás, la aparición en alguna película de
Hollywood de algún personaje, también sioterapeuta,
con alguna relevancia en el guión, o también, porqué
no, porque el gran público empezó a ser consciente de
que existían otras alternativas terapéuticas para muchos
de sus problemas y que no pasaban, precisamente, por
tediosas consultas ante su médico habitual o la ingesta
desaforada de todo tipo de medicamentos.
Y fue a partir de entonces, que no solo aumentaron las
Escuelas (hoy Facultades) de Fisioterapia; ya casi todas
las capitales de provincias tienen su Centro especi co,
unas con carácter público y otras de carácter privado
con lo cual la oferta anual de sioterapeutas ha pasa-
do de ser algo anecdótico a generar una ingente canti-
dad de compañeros que además de competir en bue-
na lid con otros titulados, encuentran que desde otros
ámbitos, en ocasiones también profesionales, y la gran
mayoría de las veces desde esferas ciertamente fraudu-
lentas, existe otra oferta de servicios generada por esa
“estirpe” de pseudoprofesionales, supuestamente “for-
mados” por “
academias, escuelas, e incluso supuestas
universidades populares
” que carecen de toda capaci-
dad y/o potestad para otorgar cualquier tipo de compe-
tencias profesionales, y que ofrecen intencionadamente
una sesgada información que induce a error a aquellos
que de buena fe acuden a esos centros de enseñanzas,
pensando que realmente están siendo capacitados para
ejercer una u otra profesión. Una vez obtenida dicha
titulación
”, es frecuente el desengaño de muchos al
acudir a determinados centros y encontrarse con res-
puestas negativas en cuanto a aceptación de dichos “
tí-
tulos
”, pero otros muchos y dentro de su inconsciencia
se autoconsideran su cientemente capacitados e ini-
cian una solapada andadura pseudoprofesional que no
solo daña la imagen y el ejercicio de los competencial y
legalmente capacitados, sino, lo que es aún peor inter-
vienen negativamente en la atención sanitaria correcta
al ciudadano que acude a dichos gabinetes pensando
que está atendido por un verdadero profesional.
Racó judicial
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