Cuando el director de esta publicación me encargó perso-
nalmente realizar una editorial introductoria al controvertido
tema reflejado en esta nueva entrega de nuestra revista (la
repercusión de la crisis socioeconómica en el sector privado
y el ejercicio libre de la Fisioterapia), estuve muy a punto
de “mandarle a hacer gárgaras”, pese al cariño y aprecio
que me merece, dentro de nuestro “mundillo” profesional,
este joven e inquieto personaje (José Ángel González). Y
me explico:
La “cosa” está difícil; la “cosa” no está para bromas, ya que
nuestras clínicas (y las de muchos sanitarios en general) es-
tán pasando sin duda por un momento complicado en mu-
chos aspectos, empezando por la merma económica que
sufren los pacientes y la sociedad en general, y continuando
con las apretadas condiciones a las que nos someten las
compañías privadas, ocasionando nuestra propia merma
como fisioterapeutas, pues tenemos que hacer verdaderos
“milagros” para no tirar la toalla al tiempo que evitar un re-
troceso en nuestra calidad asistencial. ¡Todo un reto!
Sin duda, la dificultad puede ser aún mayor para nuestros
jóvenes compañeros que se inician en semejante aventu-
ra, pues no voy a negar que la “papeleta” puede ser algo
mejor para quienes estamos en el nada desdeñable grupo
de pioneros y veteranos aún en activo, que contamos con
clínicas de mucha experiencia y de cierto prestigio, lo que
nos facilita al menos poder contar con una mínima clientela.
Por ello, me atrevo a pensar que este puede ser el sentir
generalizado de los numerosos profesionales veteranos
que, como yo, llevan décadas dedicándose en cuerpo y
alma al ejercicio privado, concertado o autónomo, de la
profesión, hasta el punto de crear una continuidad familiar,
lo que nos llena de orgullo, ¡cómo no! Así, contamos con
los Lledó en Alicante, (a cuyo “patriarca”, Paco Lledó, rin-
de José Ángel un merecido homenaje en su “Rincón His-
tórico” de este mes), los Pascual en Valencia, los Granell
en Burriana, los Font en Villareal, los Querol en Torrent, los
Bou en Massanassa (¡qué mayor orgullo para mí que tener
tres hijos fisioterapeutas, además de uno médico, que lu-
chan duro por sacar adelante nuestra clínica que con tan-
to cariño se creó tiempo atrás!) … Y así una larga lista de
grandes compañeros.
Pero la cuestión estriba en lo siguiente, ¿cómo animar a
nuestras jóvenes promesas de la Fisioterapia, para que no
acaben tan “quemados” como estamos empezando a estar
los que se supone que tenemos ya la vida resuelta? Porque
no debemos olvidar que algunas clínicas pioneras se han
ido también cerrando y no precisamente por jubilación.
Pero tenemos que distinguir en la Sanidad Privada, eso sí,
entre las “familias ricas y las pobres”, pues en plena crisis la
Sanidad Privada hospitalaria está creciendo, mientras que
la representada por las pequeñas clínicas, en las que nos in-
cluimos la mayor parte de los colegiados valencianos, están
en franco deterioro.
Para más inri, de todos los profesionales sanitarios del ejer-
cicio libre, somos los fisioterapeutas los más perjudicados,
principalmente debido a que las tarifas que percibimos por
parte de las ya citadas compañías de salud son sumamente
bajas, por no decir ridículas… en torno a los cinco euros por
sesión; ¿eso es serio para un profesional? Yo creo rotunda-
mente que no.
Desde mi experiencia, pues no en vano he sido vicedecano
fundador del ICOFCV y presidente y fundador de la Aso-
ciación de Profesionales de la Sanidad Privada (no hospi-
talaria) de la Comunidad Valenciana, tengo bien claro que
ambas instituciones (ICOFCV y Asociación de la Sanidad
Privada) han hecho todo lo posible por remediarlo, y de
eso tanto nuestro decano, López Boluda, como yo mismo
podríamos contarles mil “batallas” al respecto: acudiendo
juntos al Congreso de los Diputados, al Ministerio de Sani-
dad, al Ministerio de Trabajo… ¡si yo les contara!
Por tanto, las soluciones deben venir por parte de los sin-
dicatos y asociaciones de empresarios de las clínicas no
hospitalarias, al mismo tiempo que nuestros colegiados
y profesionales de la Fisioterapia deben reivindicar su si-
tio al respecto, estando cada vez más unidos y asociados
con otras entidades, luchando por unas tarifas dignas, así
como impedir el excesivo, aunque inevitable en estos di-
fíciles tiempos, intrusismo que nos corroe. Pero eso es ya
otra historia.
No quisiera concluir este mensaje sin transmitir, al menos,
un aliento de esperanza a mis colegas que me consta lo es-
tán pasando mal a este respecto, pensando “¿cierro o con-
tinúo con mi clínica…?”, y a nuestros noveles y estudiantes,
que sin duda nos darán muchas alegrías en un futuro, espe-
ro, no muy lejano de la Fisioterapia.
Editorial
Vicente Bou Vázquez
Fisioterapeuta y Colegiado 2
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